EL RINCÓN DEL PADRE RAMÓN

El Padre Ramón nos comparte el Evangelio de los días 20 y 21 de Julio 2018

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 20 DE JULIO:

Seguimos viviendo el año eucarístico. Sigamos poniendo la Misa en el centro de nuestra vida. Seamos misioneros de la eucaristía invitando a otros. Los fariseos de ayer y de hoy nos quedamos en la ley, en el orden y no en el amor como vemos en el evangelio de hoy y Jesús nos enseña que lo mas importante no es  el cumplimiento de la ley al pie de la letra sino hacer la voluntad de Dios, vivir el amor de Dios. Jesús recuerda una palabra del AT: prefiero la misericordia al sacrificio. En Chile el Papa Francisco nos dijo a los consagrados hablando de san Pedro “Es la hora en la que se confrontó con parte de sí mismo. Con la parte de su verdad que muchas veces no quería ver. Hizo experiencia de su limitación, de su fragilidad, de su ser pecador. Pedro el temperamental, el jefe impulsivo y salvador, con una buena dosis de autosuficiencia y exceso de confianza en sí mismo y en sus posibilidades, tuvo que someterse a a su debilidad y a su pecado “ Después del pecado cuando Pedro es mirado con misericordia por Jesús llora amargamente y hay un nuevo Pedro, un Pedro humilde, verdadero, confiado en Jesús: Tú me conoces Señor, Tú lo sabes todo

Nosotros también podemos hacer la experiencia de Pedro. Haciendo cosas por la familia, en nuestro trabajo, en nuestra comunidad cristiana nos podemos creer mejor que los demás porque hacemos sacrificios por los demás pero dentro de nosotros hay una rabia, un juicio con los demás, no hay misericordia. Decimos en nuestro interior: yo soy el que hace bien las cosas, yo soy el mejor, yo soy el único que cumple y nos llenamos de rabia y juicio contra los demás. Ese no es el espíritu de Jesús. Sigue el Papa: “Fuimos tratados con misericordia. En medio de nuestros pecados, límites, miserias, en medio de nuestras múltiples caídas, Jesucristo nos vio, se acercó, nos dio su mano y nos trató con misericordia”

Déjate, dejémonos tratar con misericordia por Jesús y nos llenaremos de su amor para tratar con la misma misericordia a todos los demás.

Oremos: Jesús, pan vivo bajado del cielo,
que al venir al mundo nos trataste con misericordia
y al final de tu vida continuaste tu obra
quedándote en la Eucaristía 
como pan de vida y salvación para todos.

21 DE JULIO:

En el Evangelio de hoy aparece este texto del profeta Isaías describiendo al futuro Mesías, a Jesús: Este es mi servidor,  a quien elegí, mi muy querido en quien tengo puesta mi predilección. Esto mismo dirá el Padre en el Bautismo de Jesús y en la Transfiguración del Señor dos misterios luminosos del santo Rosario.

Es mi servidor: Jesús viene no a ser servido sino a servir y el servicio más totalizante será dar la vida, entregar su vida en la pasión y muerte. Él es el trigo que muere y da fruto. Tú y yo como seguidores del Señor Jesús estamos llamados a servir, salir de nuestra comodidad, de vivir para mis intereses y vivir sirviendo en la familia, en el barrio, en el país, en la Iglesia. Recordemos el hermoso poema de Gabriela Mistral: Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.

Es mi elegido: Jesús no viene con colores propios, el Padre lo ha elegido para esta misión y por eso no hace lo que él quiere sino lo que su Padre. Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre dirá Jesús. Nosotros los seguidores de Jesús somos elegidos gratuitamente por Jesús no para sentirnos orgullosos sino ser humildes seguidores del Señor

Es mi hijo muy querido: Jesús es el hijo muy querido, muy amado del Padre. Hay un amor eterno entre ellos y el Espíritu. Ese amor llega a nosotros cuando vivimos unidos a estas personas divinas. Nosotros también desde el Bautismo somos hijos muy queridos del Padre. Creamos en ese amor. Descansemos nuestro corazón desilusionado, maltratado en este Amor infinito y misericordioso del Padre bueno lleno de ternura.

Seguimos viviendo el año eucarístico. Ojalá podamos ir a la adoración al Santísimo en nuestras parroquias, santuarios y monasterios. Vivamos la segunda parte del primer mandamiento; adorar a Dios sobre todas las cosas.  Seamos misioneros de la eucaristía invitando a otros.

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