EL RINCÓN DEL PADRE RAMÓN

Como todo estos días, el Padre Ramón nos compartira el Evangelio del día, por este medio, por Facebook, a través de FB Parroquia Nuestra Señora de lAs Mercedes – Concón y por Radio Stella Marís del 16 al 21 de julio.

17 DE JULIO: seguimos viviendo el año eucarístico. Buscando a hacer en todo lugar y circunstancia lo que haría Jesús.

Las ciudades que no se han convertido. Es extraño el Evangelio de hoy porque Jesús critica a las ciudades que no se han convertido al ver todas las gracias que Jesús les ha dado. Como que siempre nos quedamos con los pecados personales que son muy importantes pero, aquí Jesús nos enseña que también las ciudades en general, en comunidad cometemos pecados. Son los pecados sociales. Los pecados que cometemos varias personas o conjuntos sociales.

Apliquemos este Evangelio a nosotros: ay de ti Valparaíso, ay de ti Viña del Mar, ay de ti Quilpué ay de ti Villa alemana, ay de ti Quillota, ay de ti la Calera, ay de ti Concón , etc. Hay características pecaminosas en unas ciudades que no están en otras, escuchemos lo que nos dice el Papa en EG 75: “ No podemos ignorar que en las ciudades fácilmente se desarrolla el tráfico de drogas, y de personas, el abuso y explotación de menores, el abandono de ancianos y enfermos, varias formas de corrupción y de crimen.

Todos necesitamos como ciudades, poblaciones, lugares convertirnos al Señor. Hemos recibido muchísimas gracias de Dios en nuestras hermosas ciudades y quizás no las hemos aprovechado para el amor sino para el egoísmo. “Necesitamos reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas” EG 71.

En Chile el Papa nos dijo algo maravilloso sobre la paz en nuestro país, en nuestras ciudades: ¡Sembrar la paz a golpe de proximidad, de vecindad! A golpe de salir de casa y mirar rostros, de ir al encuentro de aquel que lo está pasando mal, que no ha sido tratado como persona, como un digno hijo de esta tierra “ Parque O’Higgins.

18 DE JULIO. Te alabo Padre Señor del cielo y de la tierra. 21-23 EG. Hoy Jesús nos dice que OCULTA  las cosas del Reino de Dios a los orgullosos, a los que se creen  prudentes o inteligentes. ¿Qué significa esto? Significa que cada vez que queremos entrar y vivir en el reino de Dios es necesario hacernos pequeños, humildes, tomar nuestra verdadera dimensión, desinflarnos del yo grande . El que va al encuentro con el Señor en la prepotencia, en su soberbia, en su altanería, en su yo exaltado no se encuentra con el Señor. Dios se oculta al que se cree bueno o se cree más inteligente que el Señor. Por eso que cada vez que vamos al encuentro con el Señor con nuestra soberbia no entendemos nada, quedamos confundidos. Ante los acontecimientos difíciles en los que Dios nos está hablando si lo recibimos desde nuestra razón y no desde la fe humilde no entendemos, Dios nos oculta sus misterios. Ante el misterio del Señor no sirve nuestra auto referencia sino nuestra pequeñez. Al que cree que se lo sabe todo, Dios se oculta. A todos nos ha pasado esta situación cuando nos ha pasado algo difícil, doloroso no lo entendemos si preguntamos por qué y no para qué.

Por eso dice Jesús que él se REVELA a los pequeños y sencillos de corazón. Es decir cada vez que uno entra en la humildad, el Señor nos da a conocer sus secretos. En la humildad se entienden los misterios del Reino porque son para los pequeños, los sencillos, los que le creen a Dios. Cuando uno se encuentra con Dios profundamente reconoce su poquedad, su pequeñez y quiere aprender del Señor, se deja enseñar. Es como el alumno dócil que va adquiriendo la sabiduría del maestro.

Este evangelio no es una utopía es una buena noticia que me alegra porque es verdad, yo lo he experimentado en mi vida. Hay personas que no se dan cuenta de su soberbia hasta que se encuentran con el Señor. Sólo ahí descubren su soberbia, su altanería. Porque Dios siempre se muestra humilde y cuando uno está en la soberbia está por allá arriba y no nos encontramos, sólo en la humildad nos encontramos con Dios. El humilde no es el tonto ni el apocado sino que el hombre sabio que conoce y acepta sus lados buenos y sus lados malos. Viven en la verdad, el soberbio vive en la mentira, en una fantasía de su vida y por eso al encontrarse con Dios no entiende, no quiere arrodillar su mente, su altivez.

Esta hermanos es la alegría del Evangelio, del Dios que se hace pequeño para amarnos y que nos lleva a la alabanza: te alabo Padre, te ensalzo, te doy gracias Padre porque Tú haces bien las cosas. Tú miras verdaderamente nuestro corazón sin juzgarnos. Te alabo, te felicito Padre, te bendigo porque has derribado del trono a los poderosos y has elevado a los humildes. Bendito seas Señor.

Sigamos viviendo el año eucarístico orando mas y mejor, dando gracias al Señor, creciendo en la pequeñez y humildad, viviendo con alegría la eucaristía.

Jesús, pan vivo bajado del cielo,
En este tiempo de gracia, te pedimos nos renueves
al encontrarnos contigo al partir el pan
para compartirlo con los más necesitados

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